Jueves 11 de febrero en Intermediae (Matadero): encuentro con el movimiento de gestión comunitaria del Casal del Pou de la Figuera (Barcelona). El encuentro se enmarca en dentro de la residencia organizada por Pico del Pañuelo en la semana del 8 al 14 de febrero : en la que participan Aidà Almirall Serra, dinamizador comunitario del Casal de Barri Pou de la Figuera y Dani Pardo, vecino del barrio, miembro de la Xarxa Ciutat Vella y participante de la gestión comunitaria del Casal de Barri Pou de la Figuera.
Durante su estancia habrá una serie de encuentros con iniciativas vecinales, centros sociales y otros colectivos y entidades, Espacio Vecinal Arganzuela, Espacio Vecinal Montamarta, Centro Social Seco,…
Información extraída de Comuns Urbans a Barcelona:
El Casal de Barri Pou de la Figuera se ubica en el borde noroeste de un pequeño parque entre las calles Sant Pere Mes Baix, Pou de la Figuera, Jaume Giralt i Mestres. Si bien su destinataria es la población en general, tiene por ámbito de actuación los barrios de Sant Pere, Santa Caterina i La Ribera, en el distrito de Ciutat Vella.
Es un equipamiento comunitario de carácter cultural abierto a la diversidad y la gente de estos barrios, siendo uno de los objetivos del centro el fomento de la cohesión social y la participación ciudadana, resultado de un conflicto vecinal urbano derivado de la modificación unilateral por parte del Ayuntamiento de Barcelona de los acuerdos del PERI (Pla Especial de Reforma Interior, 1986).
Según este plan se proyectaba un esponjamiento que modificara la trama urbana de la zona comprendida entre las calles Sant Pere més Baix, Metges, Jaume Giralt, Allada, Vermell y Princesa (AVV Casc Antic, 1979) con la construcción de un parque urbano: els Jardins del Casc Antic. Una zona habitada por clases muy populares y caracterizada por ser una de las más degradadas del Casc Antic
Sin embargo, debido a los procesos de expropiación de las vivienda y los derribos, gestionados por Promoció de Ciutat Vella SA (PROCIVESA), una empresa público-privada; así como al descubrimiento de restos arqueológicos, su ejecución se vio retrasada, contribuyendo así a un mayor deterioro urbanístico del territorio.
Frente a esta situación, en 1996 diferentes colectivos comenzaron a organizarse y movilizarse[1] cuestionando el modelo de intervención proyectada y proponiendo la mejora de las condiciones y el entorno del barrio a través de su rehabilitación. A pesar de ello, en 1997 se ejecutaron las primeras expropiaciones y derribos dejando un solar de 6.105 m2 en el centro de la ciudad repletos de escombros que será conocido como “El Forat de la Vergonya” (el agujero de la vergüenza) en alusión a la indignación vecinal por la degradación del espacio y la gestión por parte de PROCIVESA y el Ayuntamiento.
Este proceso de movilización se concretó formalmente con la denuncia interpuesta por la asociación de vecinos al Ayuntamiento, quién reformula unilateralmente el PERI para la construcción de un parking subterráneo y viviendas para jóvenes. Pero no sólo se redujo a este ámbito formal, también tenía como objetivo la intervención autónoma y autogestionada de este espacio que a partir del año 2000 se tradujo en una serie de actividades de carácter crítico (debates, talleres para la elaboración de alternativas), lúdico (festivales, conciertos) y reivindicativo (concentraciones), así como con la construcción de un huerto urbano y una zona recreativa para actividades infantiles. A través de este proceso llegó a tener una gran repercusión a escala de ciudad y consiguió el apoyo solidario de diferentes movimientos sociales urbanos.
De esta manera, a raíz de un conflicto urbano se articuló en una movilización vecinal que generó un proceso de commoning contra el modelo urbanístico-especulativo del Ayuntamiento y por la defensa y reapropiación comunitaria de un espacio público, llegando a derribar en 2003 los muros que cercaban el solar levantados por la Administración en plena escalada del conflicto. No obstante, hay que destacar el papel del Ayuntamiento en esta escalada tras poner en marcha una estrategia
“de enfrentamiento entre el tejido asociativo del territorio aprovechándose de los contactos con algunas entidades del tercer sector del territorio vinculadas al PICA (Pla Integral del Casc Antic). Esta dualización de posiciones se visibilizará en los dos manifiestos que aparecen en noviembre de 2002 (Col·lectiu, 2002a, 2002b). El primero, Per una Ciutat Vella verda i sense especulació (Col·lectiu, 2002a), lo firmaran los colectivos críticos con la administración que defendían el mantenimiento de la zona verde, mientras que el segundo (Col·lectiu, 2002b) es promovido por las asociaciones afines a la estrategia municipal que reivindicarán la construcción de un polideportivo en la zona [2].
En 2004, y a pesar de la dura represión de este proceso, se retomaran las actividades y se volverá a construir el huerto urbano y el espacio recreativo infantil. Ese mismo año fue aprobada la Ley de Barrios de la Generalitat de Catalunya, la cual abriría un nuevo marco en el que se aprobaría el Proyecto de Intervención Integral para esta zona.
Éste supondrá nuevas vías para la resolución de este conflicto en la que l’ Espai d’Entesa del Casc Antic, constituido en 2006 y formado por asociaciones de vecinos, movimientos sociales y entidades culturales y del tercer sector [3] tendrá un papel determinante. A través de un proceso participativo, y tras que en 2006 las excavadoras y las fuerzas de seguridad entraron en el Forat destruyendo lo que en 6 años el proceso de commoning había construido desde las ruinas, l’ Espai d’Entesa del Casc Antic formuló diversas propuestas que serán mayoritariamente asumidas por la Administración Local: creación de equipamientos cívicos autogestionados, mantenimiento del huerto urbano, espacios de ocio y deporte, y acondicionamiento de los espacios centrales [4]
Es como resultado de este proceso participativo y de negociación con el Ayuntamiento que se aprueba la construcción del Casal de Barri Pou de la Figuera, cuya particularidad estriba, más allá del conflicto y el proceso de lucha y reapropiación descritos, en su modelo de gestión y los principios rectores que a través de los cuales se articulan las actividades.
Cuando se construyó el Casal en 2008 la oferta y gestión de las actividades fue asignada, como la mayoría de los 34 centros cívicos de Barcelona, a una empresa privada. En este caso a Trànsit Projectes, quién lo planteo como un proyecto anexo al del vecino Centro Cívico de Sant Agustí que ya gestionaba y aún gestiona. Sin embargo desde septiembre del 2013 y gracias a la presión de los colectivos y asociaciones del barrio, el modelo es hoy de tipo comunitario basado en la cesión de uso del espacio del equipamiento.
No obstante, si bien la gestión comunitaria era y es una reivindicación histórica del movimiento vecinal y asociativo del barrio, hay que destacar que fue el gobierno de CiU quién poco después de su entrada en el Ayuntamiento les planteó constituir una federación para su gestión. Esta propuesta, a pesar del contexto de recortes en subvenciones y políticas de desarrollo comunitario-participativo, fue muy bien recibida y se decidió constituir la Federació Casc Antic per la Gestió Comunitària [5] como una forma legal que interlocutora con el Ayuntamiento y gestionara de manera abierta el Casal.
Ese carácter abierto se refleja en la voluntad de la federación en la elaboración de propuestas, las cuáles “intentan no cerrar mucho para poder llevarlas a las asambleas y debatirlas” aplicando así los principios organizativos y de gestión que recoge su manifiesto fundacional:
“Se trata de un proyecto de cariz comunitario que quiere impulsar la participación del barrio a todos los niveles, tanto de la actividad que tiene lugar al Casal como de su gestión, y a la vez fortalecer el tejido vecinal y asociativo. En resumen, que el Casal sea un equipamiento no sólo de barrio, sino del barrio y para el barrio” (que tiene por objetivo) “el empoderamiento de la población del barrio, acercar la gente al Casal y el Casal a la gente, conseguir que sean las mismas usuarias del equipamiento quien tome las decisiones, en una dinámica de la que esta federación tiene que ser poco más que la estructura y el interlocutor con la administración.”
Su gran referente (teórico y práctico) en este modelo de gestión es la Plataforma de gestiones ciudadanas de BCN, red en la cual participan el Ateneu Popular de 9 Barris i el Casal de Barri Prosperitat, centros cívicos con más de 20 años de experiencia con este modelo de gestión comunitaria-participativa. Por otra parte, esta plataforma está negociando actualmente un convenio-marco con el Ayuntamiento para promover este modelo de gestión para reducir las asimetrías presentes en los distintos barrios regularizando una serie de principios y estándares de gestión.
Su organigrama organizativo se estructura entorno 4 órganos: (1) la asamblea, máximo órgano de decisión; (2) una comisión/grupo de gestión y seguimiento del equipamiento de cariz más ejecutivo formada por representantes de la asamblea; (3) comisión mixta de seguimiento y evaluación, formada por el Ayuntamiento y la comisión gestión; y (4) comisiones de trabajo para la programación de las actividades.
La implementación de este modelo comunitario-participativo queda patente en la gestión de las actividades que en él se desarrollan, cuyas propuestas se discuten y aprueban en asamblea y se nutren no sólo de los vecinos y entidades del barrio sino también de fuera de él, y en una programación muy variable. Son todas abiertas y gratuitas (o contribución voluntaria), una reivindicación del Espai d’Entesa del Casc Antic, y suelen presentarse en dos formatos: el formato taller, con cierta periodicidad (normalmente semanal), en que se realizan actividades como clases de yoga, pilates, música y juegos infantiles, danza, percusión, improvisación o clown entre otras. Y un segundo tipo(s) de formato de vertiente más sociocultural y política, que comprende desde presentaciones, debates, charlas, videofórums, con una periodicidad más irregular, a asambleas semanales de colectivos como la Asamblea de parados de Barcelona o de la ILP por la renta ciudadana garantizada.
Es por tanto un modelo de organización y gestión que se caracteriza por un modelo de gobernanza ciudadana abierta y participativa fuertemente vinculado al proceso decommoning del Forat de la Vergonya, prefigurándose así como lo que podemos denominar una institución del común de ámbito cultural, de ocio y sociopolítico con una función de cohesión social y proyección de un sentimiento de identidad común.
La relación con el Ayuntamiento se articula con la interlocución a través de la Federació Casc Antic per la Gestió Comunitària. Sin embargo, cabe recordar que si bien el modelo de gestión es comunitario, el Ayuntamiento, por una parte, establece una serie de criterios ideológicos y técnicos para efectuar la cesión de los espacios, los cuáles no son restrictivos y comparten los principios comunitarios. Por otra, la Administración Local participa de la comisión mixta de seguimiento.
Como comentábamos anteriormente fue el propio Ayuntamiento de CiU quién planteó la constitución de la Federación, pero cuál era su interés en ceder el uso del Casa de Barri Pou de la Figuera? A este respecto, desde el Casal se ve una estrategia por parte del Ayuntamiento que combina una operación de “cosmética social, apaciguamiento y porque lo comunitario es más barato que la gestión privada”. Es decir, se percibe como una optimización económica de recursos, al mismo tiempo que una implementación del modelo social institucional que inauguró el ciclo institucional de Trias, el cuál ha efectuado distintas concesiones en lo respectivo a la gestión comunitaria de equipamientos a partir de la cesión de usos como puede observarse en los casos de Can Batlló o Ateneu Flor de Maig entre otros. No obstante, a diferencia de estos dos casos, el Casal de Barri Pou de la Figuera, siempre ha sido de titularidad pública desde su construcción.
Este modelo estratégico consiste en realizar pequeñas concesiones muy concretas en espacios y territorios en que han confluido fuertes reivindicaciones articuladas por procesos de commoning frente a conflictos urbanísticos -degradación, incumplimiento de acuerdos y proyectos, expropiaciones, etc- persiguiendo de esta manera cierto equilibrio institucional y social rebajando la conflictualidad en la aplicación del modelo de ciudad de CiU.
Un modelo de ciudad basado en el discurso de la smart city y una estrategia de city-branding, la cual se traduce en una turistificación masiva como monocultivo urbano, procesos especulativos, de gentrificación, y en definitiva expulsión de los vecinos del barrio y su pérdida de identidad. Procesos ante los que nuevamente se enfrentan los vecinos y vecinas de este territorio.
En este sentido, en el caso del Forat de la Vergonya, este conflicto está siendo creado, reproducido y mantenido por parte de los cuerpos de seguridad, a instancias de las diferentes Administraciones, fundamentalmente por dos motivos. En primer lugar, por la constante y desproporcionada presencia policial en la zona que, legitimándose en el discurso de la inseguridad, a través de intervenciones como identificaciones y redadas de marcado carácter racista [6] acosan permanentemente a la ciudadanía, especialmente a aquélla de origen caribeño y magrebí. En segundo lugar, por el carácter represivo no preventivo de estas actuaciones que se traducen en la expulsión del espacio público de la plaza y entorno el Casal de los vecinos y vecinas, los cuáles se ven así criminalizados.
Por su parte, los movimientos vecinales han respondido a este conflicto a través de movilizaciones como la del 21/10/2011, promovida por la Asamblea Casc Antic, nacida al calor del 15M, en la que se pintó el mural “Stop redadas racistas” y se realizó un cercavila por el barrio; o más recientemente, en el marco de la campaña “0 deportaciones” el pasado mes de abril, con una semana de movilizaciones del 20 al 27 que se inició con una manifestación en el Forat de la Vergonya.
Se observa de esta manera una estrategia securitaria-de control con la que se persigue realizar una “limpieza” del barrio para facilitar la progresiva y capilar gentrificación del barrio fruto de la presión turística, comercial y especulativa, como se ha reproducido en todo el distrito de Ciutat Vella y especialmente en su vecino barrio del Born.
En relación a este proceso, hay que destacar que la aprobación del proyecto de gestión comunitaria del Casal de Barri Pou de la Figuera se aprobó casi contemporáneamente al nuevo Plan de usos de Ciutat Vella, que declara la zona del Forat de la Vergonya como zona de tratamiento específico: “un cajón de sastre para zonas degradas o conflictivas para las que se preveen atribuciones especiales” según comenta Dani, que abren la posibilidad de abrir nuevos establecimientos comerciales y hoteleros.
Por otra parte, si bien las relaciones con los establecimientos cercanos al Casal son muy cordiales -de hecho existe una cláusula que prioriza el uso del espacio público de las terrazas por parte del Casal en caso que este quisiera desarrollar algún tipo de actividad-, las relaciones con la Unió de Botiguers de St Pere Més Baix, no lo es tanto. Esto es así en tanto es un conflicto de fondo cuyas raíces se ubican el proceso mismo de reurbanización de la zona, ya que la Unió de Botiguers era proclive a los planteamientos del Ayuntamiento y por tanto contrarios a los del movimiento vecinal y social.
En cuanto al modelo de gestión, presenta algunas limitaciones. Por una parte, problemas “para ajustar toda la programación” dada la sobre-oferta de actividades. Por otra parte, y quizás la más significativa “el barrio no se ha hecho suyo el Casal tanto como quisiéramos”. Frente a estas limitaciones se plantea, respectivamente, fomentar más coproducciones entre distintas entidades y colectivos; y frente a la frontera interior-exterior del casal, superarla mediante la extensión a la vía pública que facilite ese diálogo interior-exterior con el casal.
También hay que tener en cuenta que este modelo de gestión comunitaria-participativa a través de la cesión del espacio, más allá del contexto de crisis y recortes, podría implicar una paulatina desresponsabilización de los compromisos, en términos de recursos y de gestión, asumidos por el Ayuntamiento.
Pero a pesar de estas limitaciones, el equipamiento ha contribuido al mantenimiento y fomento del tejido social, a su cohesión y empoderamiento, y al acceso libre a la cultura, el conocimiento y el ocio en base al carácter desmercantilizado del modelo democrático de gestión.
Por otra parte, las dinámicas de gentrificación que se dan en el territorio en paralelo a las estrategias securitarias-de control, implican un aumento significativo de la presión sobre los espacios comunes y públicos, así como el crecimiento progresivo del procesos de mercantilización de los usos de las diferentes áreas urbanas en pos de la atracción de turistas. Esto es así en la medida en que el Plan de usos de Ciutat Vella se ponga al servicio de la estrategia de city-branding y de monocultivo urbano del turismo características del modelo de economía política urbana de Barcelona en la que Ciutat Vella juega un papel fundamental.
A pesar de estos retos y amenazas, atendiendo al origen del conflicto urbanístico-especulativo a mediados de los 90 y al proceso de commoning que se organizó en contra de éste que resultó en la construcción del Casal de Barri del Pou de la Figuera, y la posterior cesión de uso para su gestión comunitaria-participativa, este caso representa un éxito de la lucha por los comunes urbanos y su gestión.
El Casal del Pou de la Figuera, el primero de gestión comunitaria de Ciutat Vella, nos demuestra como la autoorganización, movilización y confrontación sostenidas pueden traducirse en la consecución de los objetivos planteados a través de intervenciones directas y procesos participativos que han sido asumidos por las Administraciones.
Es por todo ello que el Casal del Pou de la Figuera sienta un precedente de cómo a través de la tensión conflictiva se posibilita la emergencia de nuevas instituciones del común, reabriendo así el camino que ya abrieron el Ateneu de 9 Barris o el Casal de Barri de la Prosperitat, y que todavía están por recorrer el Ateneu l’Harmonia y tantos otros equipamientos y espacios públicos en la reapropiación y ejercicio del derecho a la ciudad.
Notas:
[1] Entre algunos de los colectivos y asociaciones, cabe destacar la AVV en defensa de Barcelona Vella, que en 1996 empezó a editar la revista PERILLEM, donde exponían su desacuerdo con algunas intervenciones recogidas en el PERI y se exigía una mayor protección del patrimonio histórico, apostando por un modelo de regeneración basado en la lógica de la rehabilitación en vez del derribo Ver en Alexandre, Octavi (2000). Catàleg de la Destrucció del Patrimoni Arquitectònic Històric-Artístic del Centre Històric de Barcelona. Barcelona: Veïns en defensa de Barcelona Vella; y en Heeren, Stefanie von (2004). La remodelación de Ciutat Vella. Un análisis crítico del model Barcelona. Barcelona: Veïns en Defensa de Barcelona Vella. [2] Ver en Bonet, Jordi Cuando cómo participar importa. Análisis de los impactos de la participación ciudadana en las políticas de regeneración del centro histórico de Barcelona en URBS Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales. Volumen 1, número 1, páginas 4-26. [3] Está formado por la AVV en Defensa de la Barcelona Vella, la AVV del Casc Antic, el Fòrum Veïnal de La Ribera, el Col·lectiu de Veïns del Forat de la Vergonya, RAI, Ecoconcern, Arquitectes Sense Fronteres, Kasumay, así como miembros de algunas casas “okupadas” del barrio. [4] Ver en Martí-Costa, Marc y Parés, Marc (coords. 2009) Llei de barris: cap a una política de regeneració urbana participada i integral? Barcelona: coedición con la Direcció General de Participació Ciutadana. [5] La Federació Casc Antic per la Gestió Comunitària está formada por las siguientes entidades fundadoras: la Asociación de Vecinos Casc Antic, la Asamblea de Parados de Barcelona, la Asociación Catalana de Residentes Senegalesos, Bacantoh, Eco-Concern, l’Espai d’inclusió i formació Casc Antic, Erica y RAI. [6] En relación a las batidas racistas hay que destacar dos actuaciones policiales. La primera en el marco del 7º Torneo de Fútbol del Forat a principios octubre 2011, en el que participaban más de 200 personas, en la que los cuerpos de seguridad rodearon la plaza procediendo a la identificación y retención de todos los presentes. La segunda, otra macro-redada que tuvo lugar el 18/05/2012 que desplegó un dispositivo policial de 70 agentes y en el que se identificaron a 152 personas que fueron retenidas más de 3 horas y que finalizó en 2 detenciones arbitrarias.
Contacto y más información:
Web del casal http://casalpoudelafiguera.net/?page_id=102
Projecte de gestió comunitàriahttps://dl.dropboxusercontent.com/u/78174129/Projecte-resum-casal-de-barri-Pou-de-la-Figuera.pdf
Manifestación del 21/10 https://www.youtube.com/watch?v=O9sT15cdiac
En el Forat Se Busca https://vimeo.com/49962397
Documental sobre El Forat (2001) https://www.youtube.com/watch?v=_vrfSn0dLKQ
http://www.lahaine.org/index.php?p=56943
Información extraída de Comuns Urbans a Barcelona
Articulo escrito por Aidâ Almirall y otros agentes sociales de BCN sobre la gestión comunitaria : leer aquí